¿Quién mató al MOVILH Histórico?

Foto por: Iris Colil.

El Movimiento de Liberación Homosexual MOVILH nació el 28 de junio de 1991. Sin embargo, en 1999, un grupo ajeno a esta primera organización funda el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, con la misma sigla. Este grupo era liderado por Rolando Jiménez. Las preguntas caen de cajón: ¿por qué un colectivo nuevo? Si era nuevo ¿por qué el mismo nombre? ¿Qué pasó con el anterior?

 

Antecedentes del caso

 

«Uno desde que tiene uso de razón que ve a Rolando Jiménez en el Movilh», dice Felipe Catalán, integrante de la inactiva coordinadora La Otra Marcha, coordinador de Diversinap y voluntario en la Fundación Todo Mejora. Desde el principio de los tiempos ese es el nombre que suena cuando se habla de la lucha homosexual en Chile, pero ese que hoy conocemos no es el mismo colectivo que se fundó en 1991, aunque los voceros quieran decir lo contrario.

En 1995, según cuenta Víctor Hugo Robles, alias «El Che de los Gays», en su libro Bandera Hueca, Jiménez fue expulsado por sus dichos machistas y por la controversia que causó el reportaje de Lucía Escobar en La Nación sobre el machismo entre los gays, donde se relataba, entre otras cosas, que Jiménez había pasado por encima de un acuerdo previo del Movilh de abstenerse de votar en la conferencia anual de la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas, por el apoyo a NAMBLA (Asociación Norteamericana para el «amor» entre Hombres y Niños).

Luego de su expulsión, Jiménez fundó otra organización llamada Centro de Investigación de la Sexualidad (CIMUSEX), que posteriormente pasó a llamarse Comité de Iniciativa Homosexual (CIHOM). Eventualmente a fines de 1999, según Robles, Jiménez haría uso ilegítimo de la misma sigla, cambiando estratégicamente el nombre de la organización, para así mantenerse como el «presidente vitalicio» del Movimiento de Liberación Homosexual de Chile.

Diego Ríos, vocero actual del Movilh, dice: «no hay ninguna diferencia entre ambos porque nunca ha existido un Movilh histórico, el Movilh siempre ha sido el mismo. Sus integrantes quizás han cambiado, pero siempre se ha tenido la misma visión, misión y perspectiva política. Y el dirigente siempre ha sido Rolando Jiménez».

La historia del MOVILH.jpg

 

Deslenguado y machista

 

Es una tarde nublada y fría en Santiago y Felipe Catalán, sentado en un café del centro, cuenta que la primera concentración de La Otra Marcha fue en un día muy lluvioso. «La primera vez que salimos fue para una marcha del orgullo que el Movilh canceló porque estaba lloviendo, pero nosotras, durísimas, marchamos igual. Los carabineros no entendían qué pasaba, creían que éramos el Movilh, pero cuando se dieron cuenta que no nos mandaron para la vereda», recuerda.

Catalán fue uno de los fundadores de La Otra Marcha en 2016, sin embargo, la historia de esta coordinadora es mucho más larga. La Otra Marcha surgió en los años 90 cuando el Movilh se quebró. «Un colectivo lésbico, junto a Víctor Hugo Robles, se juntaron afuera del Teatro de la Universidad de Chile un día de marcha e hicieron una concentración básicamente para hincharle las pelotas al Movilh. Ese es el contexto en que surge y por eso nosotros no quisimos cambiarle el nombre al bloque que resurgió», explica.

Según Catalán, esta coordinadora 2.0 apareció porque un día llegó Rolando Jiménez a la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y un grupo llamado Diversisociales lo funó. Jiménez se acercó y dijo que no entendía por qué las anarcofeministas buscaban difamarlo siendo que para las lesbianas era mucho más fácil andar tomadas de la mano en público, porque podían ser consideradas amigas.

«Yo no tengo vergüenza de admitir que lo encuentro un lesbófobo, misógino y maleducado. Lo puse en Twitter y lo digo ahora. Soy drástica porque estoy al tanto de todo lo que ha dicho y hecho y no tengo por qué guardar silencio sólo para que no parezca que estamos todos peleados. A mí y a la Érika Montecinos nos interesa que se sepa quién es este personaje», expresa María Eugenia Lorenzini, activista lesbiana y feminista y miembro de Corporación Humanas.

Según Lorenzini, este conflicto existe desde hace aproximadamente quince años. Durante los cuales Jiménez, en reiteradas ocasiones, ha increpado e insultado a las agrupaciones lésbicas. «Nos ha tratado de flojas, nos ha agredido, nos ha dado empujones en las marchas, nos ha escupido…en fin. Esto no es nuevo por parte del Movilh, lo que pasa es que ahora se habla del tema y existen fotos y videos para probarlo», explica.

 

De vuelta al presente

 

Una de las críticas más comunes al Movilh actual son sus prioridades. Esa es la consigna de La Otra Marcha y de varias agrupaciones LGBT+. «Son batallas diferentes. Nosotros estamos peleando para que no nos maten, ellos están luchando para tener espacios y derechos neoliberales. Buscan poder circular libremente en espacios de poder, que grandes empresas transnacionales respeten su orientación sexual. Esa lógica del derecho neoliberal a ellos les sirve, pero a nuestras compañeras y compañeros que viven en poblaciones no les va a salvar la vida si Adidas marcha por el orgullo», explica Catalán.

13511955_1097835220297434_1718332858950200199_n.jpgAfiche de La Otra Marcha, 2016.

«Yo respondo a las críticas constructivas, porque en verdad no tenemos tiempo para prestarle a minorías que sólo buscan destruir y no sumar», manifiesta severamente Diego Ríos.

La Otra Marcha, durante el 2016 y 2017, tuvo como objetivo hacer de contraparte en la marcha del orgullo organizada por el Movilh e Iguales. En ambas ocasiones hubo enfrentamientos que consistieron en empujones e insultos cuando La Otra Marcha detenía al camión del Movilh.

En la marcha Rolando Jiménez se acercó a gritarles, a decirles que dejaran de weiar, que dejaran de destruir espacios. «En esa oportunidad le dije que nosotros hacíamos educación sexual en los colegios, que ayudábamos a compañeres trans para que les reconocieran el nombre social, que trabajábamos día a día en las bases y que, finalmente, el que no construía era él», recuerda Catalán.

Catalán finaliza diciendo que si el Movilh histórico existiera hoy, él y muchos compañeros más probablemente serían voluntarios. Pero ese Movilh ya no existe.

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